A comienzos del siglo XXI, una entusiasta estudiante de biología gallega fue a Erasmus a Módena, ciudad de buen comer. Allí conoció a Raffaele, un joven soñador con espíritu emprendedor.
Los helados formaban parte de su dieta, en las numerosas ciudades que visitaron. Excepto en sus viajes estivales a la tierra de Antía, Lugo.
En 2006, regresaron a la tierra natal de ella con el sueño de que paisanos y visitantes disfrutaran de los auténticos helados italianos. Y nació fiordilatte.
Muchas cosas han cambiado en estos años excepto una. Seguimos elaborando con mimo cada receta única. Seguimos seleccionando con mimo la mejor materia prima.
Somos #ItaloGaleguiños.